lunes, 18 de septiembre de 2017

El Bar de Manolo

Llegamos al bar por casualidad. Era domingo. Dos días antes habíamos arribado a Sampaio, luego de un largo viaje en tren desde el sur de Portugal. Elegimos a la distancia, vivir aquí. La elección fue fácil. Una casa al final de la calle con amplio jardín y vistas al mar, dónde el sol sale de noche. Lo sabíamos, pero no nos importó. De noche, de día, qué más da. Lo único que queríamos era ver el cielo con nubes de chocolate, estrellas de mazapán y ángeles color carbón. 

Eso era lo que estábamos buscando, con los ojos en posición vertical, mirando fijamente el cielo gris, cuando de repente, tropezamos con el bar de Manolo. Sillas rojas, sonrisas alegres, vino blanco, pan casero y chorizo picante, acompañaban la voz de los asistentes domingueros. Con su lento andar, Manolo – el dueño - iba y venía cruzando la calle con el pedido de los comensales. Y es que la terraza está separada del bar por la calle. Ahí mismo, de cara a las mesas, intentando no derribar ninguna silla, el bus tiene la parada no oficial, por la que descienden los pasajeros. Fue en esas mesas, donde nos acogieron a nosotros - los forasteros del barrio - como a uno más. 

Las suculentas tapas de Manolo, o más aún, el vino blanco directo desde la bodega, no tienen comparación con el sentimiento de comunidad existente entre quiénes día a día suben la cuesta para tomarse el café en el bar. Compañerismo, solidaridad, hermandad y cariño, entre personas que se conocen desde hace varias décadas y entre quiénes se acaban de conocer. La sonrisa es contagiosa, el buen humor y las ganas de ayudar se reparten en partes iguales, entre quienes ven la vida con particular optimismo. Ir de tapas, no es lo mismo que ir a beber un vino y una tapa a lo de Manolo. Lo que te espera en el bar, es mucho más que un “drink”. 

Es cariño, amistad, buena compañía. Es ver el sol por las noches, es saborear el chocolate de las nubes y deleitarse con los mazapanes de las estrellas. Sobradas razones para subir todos los días la cuesta y no ir al bar de casualidad.

1 comentario:

  1. He disfrutado mucho de la lectura, sólo me falta subir la cuesta ... Gracias Raquel.

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